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Pseudociencia y Cultura de Masas

Por Joaquín Medín | Publicado en EscepticosPR.org|

En la sociedad moderna la palabra ciencia se usa frecuentemente en forma equivocada, muchas veces se quiere decir algo distinto, como tecnología o conocimiento, otras veces no se sabe lo que se quiere decir, finalmente a veces no se quiere decir nada. Aunque esto sucede con otras palabras en el caso de la ciencia la confusión tiene un carácter trágico, porque se trata de la fuerza principalmente responsable de la transformación del mundo clásico en moderno.

La época actual no es como señalan algunos la era del predominio de la técnica. La técnica tuvo su apogeo relativo en la época de los grandes inventos precientíficos: en el neolítico (el fuego) en la edad media (molino de viento, brújula, imprenta). Fueron épocas que produjeron pocas novedades en el campo de las ideas puras y muchas en el campo de las cosas útiles. La era moderna es la del ascenso de la ciencia, acompañado por el dominio creciente de la técnica por la ciencia a través de la tecnología. Pero el dominio de las cosas por las ideas no se ha logrado ignorando la materia, sino conociéndola (ciencia) y controlándola (tecnología). Este predominio ha convertido a la ciencia en el componente central y más dinámico de la cultura moderna.

Es a partir de la aceptación de las premisas anteriores que nos formulamos la siguiente pregunta: ¿Cómo explicar que paralelamente al ascenso cultural de la ciencia ocurra un crecimiento vigoroso y renovado de las creencias pseudocientíficas en el seno de las sociedades occidentales desarrolladas y subdesarrolladas? Me propongo presentar algunas consideraciones necesariamente breves y esquemáticas que pretenden iluminar algunos aspectos de esta cuestión.

CONSIDERACIÓN 1

¿Qué entendemos por pseudociencia?

Entendemos por pseudo-ciencia aquel cuerpo de creencias y prácticas cuyos cultores proclaman ingenua y/o maliciosamente como ciencia aunque no compartan con la ciencia ni el planteamiento, ni la metodología, ni el cuerpo de conocimiento. Pseudo-ciencias que disfrutan de buena salud y en algunos casos de renovados bríos dentro de la cultura popular son por ejemplo:

1. La investigación espiritista (investigación de fenómenos paranormales), para la cual se emplea hoy el término de parasicología, que postula la existencia de la telepatía, la clarividencia, la precognición y la telequinesia, manifestaciones todas de una presunta capacidad extrasensoria.

2. La astrología: que consiste en la supuesta determinación de la influencia de estrellas y planetas sobre la vida humana y los eventos terrestres de acuerdo con sus posiciones y aspectos.

3. La ufología: que consiste en el estudio de apariciones aéreas no-explicadas, las que se designan por objetos voladores no-identificados, los que a su vez se suelen identificar con naves tripuladas de origen extraterrestre.

4. Creacionismo científico: que pretende que la especies han sido creadas y no han surgido por evolución, apoyados en una interpretación literal de la BIBLIA y en una manipulación poco seria de los hechos que la Biología Evolutiva estudia.

5. Pseudo-economía llámese economía monetarista o pseudo-marxismo: que confunde hacer ideología con hacer investigación científica. Dos ejemplos de tesis pseudo-económicas serían: Tesis de la privatización: las empresas manejadas por intereses privados movidos por el afán de lucro son (inherentemente) más eficientes que las empresas pertenecientes y manejadas por el estado. Tesis pseudo-marxista: la supresión del control privado de los medios de producción es condición necesaria y suficiente para abolir la explotación.

6. Pseudo-politología: que confunde opiniones ideológicas más o menos informadas con análisis politológicos, o la realización de encuestas de encargo para manipular la opinión pública, con encuestas científicas para auscultar la opinión pública.

Existen igualmente otras prácticas vinculadas a ideas precientíficas de carácter religioso como el curanderismo, la brujería y las curaciones milagrosas por fe, que por sus pretensiones y alejamiento ostensible de las características y enfoque científico tienen una intersección no nula
con la pseudociencia.

De paso queremos hacer constar que reconocemos lo siguiente respecto a las pseudociencias:

El concepto de pseudociencia tiene significado cuando la ciencia se establece como el enfoque mas confiable para dirimir cuestiones fácticas y compite con creencias no científicas en la misma sociedad. En una sociedad tribal, pre-literaria o preindustrial en la que las personas son socializadas para creer en brujas ,espíritus y poderes especiales, no tiene sentido rotular dichas creencias como pseudocientíficas pues la ciencia no existe en dichas sociedades. Mas aun, la pseudociencia surge no solo en sociedades donde la ciencia es la norma sino donde la ciencia ocupa el mismo lugar en la estimación del público que ocupó la teología en la edad media.

1. Ocasionalmente los alegatos pseudocientíficos (desprovistos de las exageraciones) son verdaderos y aquellos que los son eventualmente son asimilados por la ciencias (meteoritos, relámpago globular, acupuntura, hipnosis, etc.).

2. Una pseudociencia puede devenir en ciencia (Vg.alquimia-química) así como a la inversa una ciencia en pseudociencia (Vg. psicoanálisis). Más aun, no debe confundirse las investigaciones no convencionales, o impopulares, o heterodoxas dentro de la ciencia (las llamadas endoherejías por Isaac Asimov) con la pseudociencia (Exoherejías). Las endoherejías confligen con algunos pero no todos los elementos importantes del planteamiento, método y cuerpo de conocimiento aceptado hasta ese momento por la ciencia. Endoherejias famosas serían: la revolución galileica contra la física aristotélica y la astronomía ptolemaica, la teoría darwiniana de la evolución, y la crítica de Marx al capitalismo, por solo mencionar algunas de las mas famosas. Las endoherejías (desviaciones dentro de la ciencia) producidas por miembros de la disciplina o por ajenos deben ser bienvenidas en la ciencia, las exo herejías no.

3. ¿Qué es entonces lo reprobable de la pseudociencia? No es sólo ni precisamente el que sea básicamente falsa, puesto que todas las teorías científicas son a lo sumo parcialmente verdaderas. Tampoco es la presencia frecuente de fraude en la práctica de la pseudociencia, pues hoy se reconoce también que el fraude ocasional así como el error es una constante en la historia de la ciencia (rayos N, Poliagua, Lysenkoismo, Fósil de Piltdown). Lo que es reprobable de la pseudociencia es su modo de operación y los modos impropios de razonamiento que presenta. Algunos de estos modos impropios nos brindan criterios de suficiencia aunque no de necesidad para caracterizar el quehacer pseudocientífico:

(1) construcción de hipótesis irrefutables
(2) investigación por exégesis de texto
(3) explicación por escenarios
(4) construcción de argumentos a partir de similaridades espúrias
(5) creencia de que la mera acumulación cuantitativa de evidencia compensa la deficiencia en calidad de las evidencias particulares .
(6) negativa a someter a fundamentación conceptual y a contrastación empírica controlada sus creencias
(7) carencia de un mecanismo auto-corrector de errores.

Por estas razones la pseudociencia no puede (asimilar) ni digerir nueva información empírica ni la crítica científica (la cual rachaza e interpreta como un ataque). Esto conlleva que las diferencias de opinión, cuando surgen, dan lugar a la fragmentación de la secta y no a su progreso. Podemos decir a riesgo de ser considerados simplistas que la ciencia es una actividad de identificación y continua rectificación de sus propios errores: imperfecta pero perfectible. Mientras que la pseudociencia es una actividad de promulgación y perpetuación de errores: imperfecta e imperfectible en sus rasgos generales. La existencia e implantación de mecanismos auto correctivos (experimentación, análisis conceptual, en particular matemático, la evaluación por los pares y la iteración continua de todos estos mecanismos) es lo que confiere a la ciencia su superioridad epistemológica sobre la pseudociencia y otras formas de conocimiento sobre la realidad. Sin embargo la superioridad concierne solo a la ciencia como modo de conocimiento y guía confiable para la acción, no necesariamente a artículos particulares de conocimiento. El aguacatero puede ocasionalmente hacer un pronóstico mas preciso que el meteorólogo, el poeta puede tener atisbos mas profundos que el psicólogo sobre alguna emoción humana. Pero el meteorólogo y el psicólogo pueden aprender más que sus contrapartes y al final su modo superior de conocimiento es mas probable que genere conocimiento mas confiable. Los mecanismos auto correctivos de la ciencia son una propiedad emergente de la comunidad científica ,es decir operan primordialmente a nivel sistémico. Como tales puede que no sean completamente internalizados por los científicos como individuos. Incluso, puede haber una tensión entre las creencias expresadas por el científico como profesional que pertenece a una comunidad científica y aquellas creencias defendidas en su rol de persona privada. Aunque tal tensión puede afectar el comportamiento individual del científico, no impiden a la comunidad científica la rectificación constante de sus errores y la acumulación de verdades tentativas progresivamente verosímiles.

Consideración 2:

¿Por qué es importante estudiar la pseudociencia?

Existen varias razones por las cuales es importante estudiar las pseudociencias. En primer lugar, por su popularidad entre las masas. La evidencia de esta popularidad es amplia. Las encuestas Gallup en Estados Unidos y Europa arrojan un nivel de aceptación del orden de 80% entre el público15. Sabemos también que los niveles de venta en los libros de temas pseudocientíficos son altos. Con gran consternación hemos observado desaparecer las secciones de ciencia en muchas librerías locales, reemplazadas por libros de pseudociencia.

Esta popularidad ha propiciado que la pseudociencia se haya convertido en un negocio multimillonario que explota la credulidad del público y que goza de las simpatías de los medios de comunicación. En los EE.UU.. y en PR existen franquicias de tiendas de productos relacionados con la pseudociencia que se establecen en los centros comerciales más prominentes. La popularidad de la pseudociencia también es palpable por el gran número de personas que ven programas pseudocientíficos y películas con mensajes pseudocientíficos. Ante esta realidad, los científicos tienen el deber de investigar objetivamente los alegatos pseudocientíficos e informar al público sobre la falta de veracidad en los mismos.

1. La pseudociencia es directa o indirectamente (potencial o actualmente) peligrosa por lo siguiente:

a. nivel filosófico: es impropio e indefendible racionalmente fundamentar la conducta personal sobre creencias inválidas acerca del funcionamiento del mundo; Esto estimula la irresponsabilidad intelectual en sus diversas vertientes: mentalidad de algo a cambio de nada o la creencia de que algo puede llegar a ser cierto si creemos y sentimos intensamente que es cierto; que hay respuestas fáciles a problemas serios y que el pensamiento positivo puede sustituir el trabajo duro lo que genera falsas esperanzas y expectativas irreales.

b. Nivel práctico y personal: Debemos situar los alegatos “pseudocientíficos en la categoría de fraude al consumidor. (las líneas psíquicas, por ejemplo ofrecen muy poco de valor en relación con el dinero que cobran). El daño personal que puede producir la aceptación acrítica de tesis pseudocientíficas se puede ver claramente con las curaciones por fe y la cirugía psíquica. La gente va a estos sanadores fraudulentos y a menudo salen convencidos erróneamente de que han sido curados. Esto los puede llevar a no buscar ayuda médica legítima. Llega el momento entonces cuando se percatan que no han sido curados y de que su condición ya es médicamente irreversible. Nolen (1974),Seidman(2001) han documentado muchos de estos casos.

2. Para la sociedad en general la aceptación de creencia pseudocientíficas puede ser extremadamente dañino. La creencia en la realidad de brujas con poderes psíquicos diabólicos llevó a la cacería de brujas desde mediados del siglo 14 hasta el principio del siglo xviii en Europa.

3. Igualmente la creencia pseudocientífica en la supremacía racial aria y en particular la creencia de que los judíos eran sub-humanos sirvió de soporte intelectual al horror nazi. Ambas tesis fueron y son incompatibles con un pensamiento científico que hubiese exigido evidencias científicas para las mismas. La pseudociencia como instancia del irracionalismo ha sido parte del ropaje ideológico de los regímenes totalitarios modernos. Recordar el mandato de Mussolimi: cree, obedece y pelea.

Por supuesto no toda pseudociencia tiene un potencial de daño tan alto. Sin embargo si uno se acostumbra a aceptar razonamientos chapuceros y evidencias espurias en el caso de pseudociencias relativamente benignas es más fácil aceptar el mismo tipo de evidencia y razonamiento cuando se presenta en apoyo de pseudociencias mas dañinas (por eso es importante vacunarnos contra la pseudociencia). Los ciudadanos en una democracia se supone que formen sus propias opiniones en asuntos de interés público, las discutan en el espacio público y participen hasta cierto punto en el manejo de los asuntos públicos. Esto supone la actitud racionalista que con tanta enjundia defendió Popper y antes que el Jefferson y Hostos entre nosotros: la capacidad y disposición para producir y apreciar argumentos críticos y para tomar decisiones bien informadas. La institucionalización del analfabetismo científico que marcha en paralelo con la difusión de la pseudociencia atenta contra ese ingrediente necesario de toda democracia funcional.

En sociedades como la nuestra cuyo núcleo cultural es la ciencia, la vigencia de la pseudociencia expulsa la ciencia del conocimiento de las masas favoreciendo de esa forma la tecnocracia (gobierno del pueblo por los expertos). Imaginemos, por un momento, que el conocimiento de las ciencias y en particular de la matemática, se generaliza en Puerto Rico y en esa misma medida la actitud escéptica incompatible con todo tipo de pseudociencia. Someto a ustedes la hipótesis de que hallaríamos en la nueva situación, agradables contrastes con la situación presente.

Sobre todo los valores de racionalidad, de coherencia, de consistencia y de respeto a los hechos serían restituidos a su lugar apropiado. Habría menos trivialidad y tribalismo del que hoy prevalece. La racionalidad común y el aumento de la mutua inteligibilidad entre las personas pensantes haría mas factible las acciones concertados como país que muchos ciudadanos, consideramos urgentes en Puerto Rico.


Consideración 3:

Determinantes psicosociales de la pseudociencia

La investigación reciente en psicología cognitiva ha puesto de manifiesto un número sorprendente de patologías del razonamiento ordinario que aumentan la propensión del individuo a aceptar creencias pseudocientíficas. Algunos ejemplos de esas patologías podrían ser:

1. tendencia a infravalorar la probabilidad de coincidencias.
2. tendencia a saltar a conclusiones
3. tendencia a percibir orden en arreglos aleatorios
4. tendencia a atribuir correlaciones espurias
5. tendencia a ignorar evidencia desfavorable
6. tendencia a descartar hipótesis alternativas
7. memoria selectiva

Nuestra tendencia espontánea no es a pensar de un modo analítico y objetivo sino que nuestras percepciones y sesgos cognoscitivos nos llevan a buscar información que refuerza nuestras creencias y a ignorar aquella información que no lo haga. Creemos lo que queremos creer y vemos lo que queremos ver.

Todo esto nos hace muy humanos, pero también nos hace susceptibles al error. Tales distorsiones no suelen ser importantes debido a que en la vida diaria nuestra percepciones se comparan con el mundo real y se corrigen constantemente. De no ser así no podríamos cruzar una calle, guiar un carro, ni mucho menos funcionar eficazmente en nuestro trabajo. De otro lado, la evidencia sociológica y antropológica sugiere que aquellas creencias pre-científicas (como la curandería) que están organizadas alrededor de una comunidad social de creyentes cumplen una función social de gran valor adaptativo, similar a la de las religiones es decir: neutralizar la inseguridad que produce la incertidumbre ambiental y aumentar el sentido de control sobre la vida. [{Ej.: bateador supersticioso, fildeador racional, isleños supersticiosos sobre el mar, no superstición sobre la pesca en laguna; la gente va primero al médico y luego al curandero, como una última esperanza de poder ejercer algún control sobre su vida}].

Es probable que las diferentes creencias pseudocientíficas tengan diferentes determinantes, y que éstos contribuyan en diversos grados en función de la intensidad de la creencia y de la población particular de creyentes (por ejemplo: el genero y la clase social del creyente). La investigación científica de este fenómeno no ha llegado todavía a este nivel de desagregación y rigor, aunque se mueve rápidamente en esa dirección a nivel descriptivo. Se sabe por ejemplo que la creencia en la mayoría de las pseudociencias es mayor en mujeres que en hombres en E.U y en Europa. Las mujeres superan a los hombres en cuanto a sus creencias sobre la cientificidad de la astrología (39% a 32%),la Parapsicología y las curaciones psíquicas. Los hombres superan a las mujeres en sus creencias ufológicas y en formas bizarras de vida (Science And Engineering Indicators 2000,sección Belief in the Paranormal or Pseudoscience, Melissa Pollak,NSF,2000)

Hay, sin embargo, un determinante que emerge sobre otros para dar cuenta de la casi universalidad de las creencias pseudocientíficas: la promoción de la pseudociencia a través de los medios de comunicación de masas. Esa promoción ha incrementado notablemente la disponibilidad de lo pseudocientífico como categoría explicativa en nuestra cultura de masas. Típicamente, la información pseudocientífica se presenta en circunstancias donde brilla por su ausencia aquella información científica que la cuestiona o que presenta esquemas de explicación alternativos. Las pocas veces que se incluye, se hace de manera breve, débil e inconexa, como si solamente se pretendiera cumplir con las apariencias.

¿Habrá mejor ejemplo de esta promoción de las pseudociencias que el de la televisión? La televisión es el medio principal en los países desarrollados y es o será el principal en el futuro inmediato de los países subdesarrollados. Para apoyar esta aseveración presentaremos algunas estadísticas. El número de aparatos de televisión en el mundo es de uno por cada diez habitantes; hace 25 años era de uno por cada cincuenta.

El número de programas de televisión exportados de Estados Unidos a América Latina es
del orden de 50,000 horas de programación anual. Se puede estimar que para el momento en que una persona joven en Puerto Rico se gradúa de escuela superior ha empleado 11,000 horas en el salón de clase y 22,000 horas viendo televisión. Dadas las mismas circunstancias, la televisión tendrá el doble de impacto que tendrá la experiencia escolar en la mente del individuo.

Pero no serán las mismas circunstancias, puesto que la programación televisiva tiene a su disposición los recursos más sofisticados para mantener la atención de su audiencia—recursos que no tiene un maestro. Algunos de éstos son: la música para manipular nuestro ánimo; los cambios de toma de las cámaras cada 3.5 seg. para que el ojo no repose y siempre tenga algo nuevo que ver; el uso de grabaciones de risas y aplausos para manipular nuestras emociones. De este modo, no es irrazonable concluir que el impacto social de la televisión es mucho mayor que el que sugieren las estadísticas.

Las críticas convencionales a la programación que domina la televisión puntualizan efectos obvios:

• Desalienta el desarrollo de la facultad de pensamiento crítico al concentrarse en lo narrativo; descuida lo analítico y ajusta la programación al denominador común intelectual más bajo posible.
• Retarda el desarrollo de las destrezas de lenguaje por el uso y abuso del lenguaje frívolo, saturado de clisé.
• Invita a la pasividad y evade el reto intelectual.
• Contiene un alto nivel de ese paquete sesgado y denso de todo tipo de falacias que es el anuncio comercial, en el que se apela a la autoridad, se suprime la evidencia y donde abundan premisas dudosas. Cada uno de estos efectos es serio y hace al individuo más susceptible al pensamiento acrítico en general y pseudocientífico en particular. Sin embargo, hay otras características menos estudiadas de la televisión que le confieren una ventaja relativa como medio de divulgar la pseudociencia vis a vis divulgar la ciencia.

Mencionaremos dos de esas características.

La televisión tiende a hacer del entretenimiento el formato natural para la representación de todo tipo de programación, sea ésta narrativa, informativa o hasta la analítica. Puesto de otra forma, el entretenimiento es la supraideología de todo el discurso televisado. No importa lo que se presente, la presuposición es que debe ser divertido. Un programa noticioso, por ejemplo, es un formato para entretener y no para reflexionar o educar a quien lo ve. Si aceptamos que el pensamiento científico, y el pensamiento en general, no es un arte dramático, ¿debe sorprendernos que su presencia sea marginal en la programación televisiva comercial?

No ocurre así con la pseudociencia. Hace unos años, un grupo de científicos en los Estados Unidos demandó a una de las cadenas nacionales (ABC) en protesta por unos documentales pseudocientíficos desorientadores. En respuesta, la empresa adujo que su cobertura pseudocientífica se considera formalmente como un entretenimiento en vez de un documental y que el público sabe hacer las distinciones.

La evidencia revela que esto no es cierto; el público no siempre discrimina pertinentemente. No obstante, es cierto que muchas personas ven la pseudociencia como un mero entretenimiento inocuo. En efecto algunas ideas pseudocientíficas tienen bastante colorido (ver los programas astrológicos de Walter Mercado) y capacidad para ponernos en una onda de frivolidad divertida. Pueden de esa forma proveernos un respiro temporero de las cuestiones serias de la vida. Cabe decir que la pseudociencia junto al consumismo, las adicciones y a la sempiterna discusión sobre el estatus político es una de las formas que asume el escapismo boricua. Aunque esto sea verdad, también es cierto que la pseudociencia, como señalamos antes, tiene un lado oscuro que nos predispone a aceptar creencias verdaderamente perniciosas.

Otra característica de la televisión, derivada de su afán por entretener y que favorece preferentemente a la pseudociencia, es que a mayor sensacionalismo de un alegato, mayor la probabilidad de que el medio le dé publicidad. Por consiguiente, los alegatos más sensacionales obtienen la mayor publicidad y ganan mayor número de simpatizantes en el público. Los científicos, en oposición a los pseudocientíficos y al medio televisivo, exigen que según de extraordinaria sea una hipótesis (a mayor grado de contradicción con la evidencia aceptada previamente) así de extraordinaria debe ser la evidencia (mayor la magnitud y confiabilidad de la evidencia que se presenta a favor del alegato) antes de que la ciencia lo publique y lo acepte.

La televisión también muestra una alta tasa de interrupciones en la programación. Esta característica proyecta una visión fragmentada e inconexa de la realidad. Podemos, por ejemplo, tener unos cuatro comerciales por minuto, sin relación entre sí. Los programas de entrevistas están todavía más fragmentados. Estos programas típicamente consisten de segmentos de cinco minutos, disociados temáticamente y a menudo interrumpidos por comerciales.

Esto tiene un efecto incapacitante en el televidente. Se promueve una atención de corta duración para cualquier asunto, lo que a su vez propicia el desdén por el quehacer intelectual riguroso (científico o no) que requiere de una atención sostenida y de un poder de concentración. La pseudociencia, por ser típicamente fragmentaria y requerir de un bagaje intelectual mínimo, se adapta mejor a esta característica del medio. Es digno notar que en sus investigaciones sobre el retardo mental, el psicólogo Fuerstein encuentra que una de las características distintivas de los retardados es: “episodic grasp of reality”.Dejo a ustedes que hagan la inferencia correspondiente. La TV comercial es un vertedero, como tal no debemos quejarnos de la peste en un vertedero, tampoco asombrarnos por encontrar programas edificantes aquí y allá, así como suele haber zonas limpias en todo vertedero.

Consideración 4:

¿Qué podemos hacer?

Terminaré haciendo algunas recomendaciones que pretenden reducir, de ponerse en vigor, la tasa psicosocial de la formación de creencias pseudocientíficas. Las dividimos en dos grupos. El primer grupo va dirigido a reducir la propensión individual a la pseudociencia, el segundo, a reducir o neutralizar su penetración en los medios.

Para neutralizar nuestra tendencia individual al pensar pseudocientífico debemos enseñar la ciencia como campo de investigación y no como un campo de creencia19. Esto debe incluir la pseudociencia como un tema específico de estudio. El estudio de la formación de las creencias pseudocientíficas nos brinda la oportunidad de concebir y enseñar la ciencia como un campo de investigación construido deliberadamente para evitar o compensar los modos deficientes de razonamiento y las falacias que caracterizan a la pseudociencia. Por ejemplo, podemos hacer resaltar que la ciencia produce y busca datos reproducibles, genera hipótesis alternativas, intenta sistemáticamente refutar sus conjeturas, utiliza probabilidades objetivas, auto examina sus presupuestos, etc. La inclusión del estudio crítico de la pseudociencia es un campo eminentemente interdisciplinario que debe ayudar a combatir la división en compartimientos que caracteriza la enseñanza de la ciencia. Más aun, el interés intrínseco que suscita la pseudociencia en el público adulto y en los adolescentes es un poderoso agente motivador de los estudiantes. Nos brinda además una oportunidad excelente de presentar la ciencia de un modo que ayude a neutralizar el desgano que tan frecuentemente acompaña su enseñanza.

Para reducir el fomento de la pseudociencia por los medios de comunicación, es necesario fomentar la divulgación científica mediante:

a. la formación de periodistas científicos. Esta especialidad se debe ver como una profesión prestigiosa y ser adecuadamente recompensada.

b. la promoción de la creación de diarios, revistas y programas de televisión con secciones dedicadas a la ciencia. Tales medios deben además examinar críticamente la pseudociencia.
c. la exigencia, de forma organizada, para que los medios hagan una presentación más balanceada y crítica de la información pseudocientífica. No es muy tarde todavía. Debemos recordar que lo malo no es tan malo si consideramos que siempre se puede poner peor.

CONCLUSIÓN

En fin, creemos que debe promoverse el desengaño de la cultura popular con la pseudociencia. Cultivemos en el gran público el asombro con el mundo real. Hay más elementos maravillosos en el mundo real que nos descubre la ciencia, que en todo lo fascinante que aparentan ser las propuestas de la pseudociencia. La ciencia no es panacea, no es suficiente, no es perfecta, es siempre tentativa. Pero sus tesis tienen el mayor respaldo disponible de evidencia empírica y conceptual, obtenido a través del método crítico más avanzado que la humanidad ha desarrollado hasta el momento. O dicho en palabras de Einstein: “En relación con la verdad, la ciencia actual es todavía rudimentaria, pero aún así es el bien más precioso que poseemos.”

Es preciso hoy día conocer la ciencia para recuperar una relación más respetuosa y creativa con la naturaleza, como la tuvieron en cierta medida las comunidades primitivas que carecían de ciencia. El conocimiento sobre la naturaleza que nos revela la ciencia no es la verdadera historia, pero es la más verosímil historia que poseemos. En virtud de esa característica, es el mejor compás del que disponemos para ayudarnos en la difícil travesía hacia el futuro.

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