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OMG: Una guia para navegar la controversia

Por Marc Brazeau | Traducción por David Caleb Acevedo | Imagenes por Leah Zins | LZ Graphic Design

OMGs: UNA INTRODUCCIÓN

El debate sobre los OMGs en Puerto Rico se ha intensificado de tal manera que ya la gente exige respuestas. Entender la controversia sobre estos puede ser difícil para quienes recién conocen el tema. Como alguien que ha navegado cada aspecto de la discusión, me gustaría compartir lo que he aprendido, algunas cosas importantes para tener en consideración, y algunas herramientas para evaluar la información y desinformación difundida en la isla.

Lo que se entiende como Organismos Modificados Genéticamente, o OMGs, son cultivos logrados con la más sofisticada tecnología de cruce. En este contexto, la modificación genética sucede cuando los cultivadores toman un rasgo específico que desean de una planta u organismo para transferirlo hacia otra. O puede ser algo tan simple como alterar un poco cómo una sola proteína se expresa en determinada planta, como en el caso de la Manzana Ártica. Se trata de una manzana que se ha cultivado para evitar el oscurecimiento luego de ser cortada.

Sin un poco de conocimientos en botánica, genética e historia, esta tecnología podría volverse intimidante. Sin embargo, en su justo contexto, es claro que los OMGs representan un avance importante en la agricultura. Comencemos desde el principio.

HISTORIA DEL CRUCE DE PLANTAS

Los seres humanos comenzaron a cambiar la genética de las plantas hace 10-12,000 años en el Creciente Fértil con los inicios de la agricultura. Al escoger las plantas más sabrosas, y luego las más saludables, comenzaron a tomar decisiones intencionales sobre la configuración genética de nuestra comida antes de que supiéramos lo que eran genes. Las frutas, los granos y los vegetales que comemos ahora no se parecen en casi nada a los cultivos de hace diez milenios. Por ejemplo, tomemos el maíz. Este comenzó como una hierba pequeña conocida como teosinte en el Valle Central del Río Balsas al sur de México. El teosinte contiene cerca de 12 semillas pequeñas dentro de una coraza tan dura como la piedra. Los arqueólogos han hallado evidencia en Xihuatoxtla de que hace 8,700 años ese maíz primitivo ya se cultivaba en la región.

Un vegetal familiar como el brécol no aparece en escena sino hasta 8,000 años después en el siglo VI aEC. El brécol fue el resultado de un cuidadoso cruce entre plantas de mostaza silvestre en la variedad Mediterránea Norteña de Brassica. Fue Alejandro Magno quien trajo una manzana silvestre enana desde Kazakstán a Europa. Allí se llegó de la manzana silvestre a la grande, dulce y jugosa fruta que conocemos hoy.

Las fresas silvestres se comenzaron a documentar en 234 aEC, y crecían en el Nuevo Mundo cuando los europeos llegaron a Virginia en 1588. Aunque los europeos ya habían estado cultivando fresas salvajes en los jardines por algún tiempo. La fresa grande y jugosa que conocemos hoy no se cruzó para cultivo sino hasta 1750 en Francia, cuando se realizó un cruce entre la fresa salvaje de Virginia y una de Chile.

Consideremos el kiwi, antes conocido como grosella china. Durante siglos se cultivó para propósitos medicinales en China e India antes de traerla a Estados Unidos en 1904, en donde se utilizaba para propósitos decorativos. En 1906, llegó hasta Nueva Zelandia, en donde finalmente se reconoció y cultivó como alimento.

Quizás el ejemplo más impactante y radical de la intervención humana en las plantas silvestres radica en la familia Brassica. Comenzando en su estado silvestre como mostaza, se ha cruzado hasta obtener repollos, coles de Bruselas, mostaza castaña, coliflor, canola, nabos, colinabos, berza común, bok choy, berro, rábano, wasabi y, por supuesto, brécol. Es increíble pensar todo lo que pudimos obtener de una pequeña semilla de mostaza.

El proceso se aceleró e intensificó cuando Gregor Mendel, un monje austriaco y estudiante de historia natural comenzó a cruzar sistemáticamente semillas de gandules en 1854. Su descubrimiento, de rasgos dominantes y recesivos, en las plantas trazó el camino hacia el cultivo selectivo —fuertemente orientado— que revolucionó la agricultura moderna. Esa perspicacia estuvo entre las ideas que convirtieron del siglo XX en una máquina sin paralelo de innovación y progreso humano. Mendel observó que cruzar diferentes variedades de plantas compatibles daba resultados predecibles. Eso permitía aislar los rasgos deseables, los cuales se podían seleccionar más adelante en híbridos nuevos y mejorados.

Varias décadas tuvieron que pasar para que las ideas de Mendel se asentaran. Entonces, la carrera del cultivador moderno se hizo paso. Mientras los cultivadores mejoraban sus cultivos con mayor eficacia, necesitaron proteger la autoría de sus inventos de la misma forma que otros inventores protegen los suyos. Necesitaban conseguir una forma de ser recompensados por su labor. Por eso en 1930, el gobierno de Estados Unidos adoptó el Acta de Patentes de Plantas. Testificando en nombre de los cultivadores de plantas, Tom Edison expuso: “Esta [acta], de seguro, nos dará muchos Burbanks”, refiriéndose a Luther Burbank, un botánico estadounidense que desarrolló más de 800 cepas y variedades de plantas.

Es difícil observar el aumento en las cosechas de maíz desde que se adoptó esa ley y no asombrarse de los logros de los cultivadores modernos de plantas. El haberle extendido las mismas protecciones a los cultivadores que a otros inventores fue una decisión sabia.

Durante los pasados 100 años, los cultivadores han desarrollado cultivos para mejorar el sabor y la textura de los cultivos, así como para aumentar las cosechas. Asimismo, han desarrollado cultivos que toleran sequías, altas temperaturas, virus, hongos y bacterias. También han desarrollado otros que toleran insectos y diversas plagas, así como herbicidas. Sin estos rasgos, el tipo de agricultura necesaria para alimentar 7 billones de personas sería imposible. Lo han logrado al seleccionar los rasgos que desean y realizar cruces con plantas que poseen dichos rasgos.

Examinemos una estrategia de la naturaleza que sorprenderá a mucha gente: la resistencia a los insectos y otras plagas. ¿Sabía usted que muchas plantas producen sus propios pesticidas? En un ensayo del 2000, el pionero ambientalista Bruce Ames escribió:

“Cerca del 99.9% de los químicos que los humanos consumen son naturales. Las cantidades de residuos de pesticidas sintéticos en la comida vegetal son insignificantes comparadas con la cantidad de pesticidas naturales producidos por las plantas mismas. De todos los pesticidas dietéticos que los humanos ingieren, 99.99% son naturales: se trata de químicos que producen las plantas para defenderse de hongos, insectos y otros depredadores animales.

Hemos estimado que, en promedio, los estadounidenses ingieren de 5,000 a 10,000 pesticidas naturales distintos y sus productos de la descomposición. Los estadounidenses consumen cerca de 1,500 mg de pesticidas naturales por persona por día, lo cual equivale a 10,000 veces más que el 0.09mg de residuos de pesticidas sintéticos que consumen.”

El higo, el perejil y el apio producen psoraleno, el cual es tóxico para los insectos y los peces. Las papas, los tomates, las manzanas y el quimbombó producen solanina. Esta los protege contra los hongos y la roya. La yuca produce cianuro, que repele a los insectos y animales que buscan comerse la raíz. Tomando prestado del libro de estrategias de la naturaleza, los cultivadores a veces han tratado de aumentar los niveles de pesticidas producidos naturalmente para lograr que la planta sea más resistente. Estas plantas resistentes logran que el agricultor pueda cosechar más. A veces, tratan de disminuir la cantidad de toxinas que hacen que la planta sea más segura para el consumo humano.

En la década del 1920, Lewis Stadler de la Universidad de Missouri fue el primero en utilizar rayos X en semillas de cebada. Encontró que podría inducir nuevas mutaciones en los genes de las plantas. Durante las décadas siguientes, los cultivadores han experimentado con cultivos mutagénicos. Este método realmente despegó luego de la Segunda Guerra Mundial en un esfuerzo por darle usos en tiempos de paz a la tecnología atómica. Al exponer las semillas a rayos X, rayos gama o químicos, los botánicos podían crear variedades con mayor rapidez, escogiendo los resultados más útiles para crear muchas de las comidas que disfrutamos hoy. El arroz de Calrose, lanzado al mercado en 1948, empujó a la industria arrocera de California. La toronja de Estrella Rubí se lanzó en 1970, seguido de la Estrella Río en 1984. Existen cientos de cosechas como estas que se han disfrutado por décadas.

El cultivo mutagénico tiene la ventaja de generar rasgos nuevos y útiles, pero requiere mucho  ensayo y error. Otra desventaja es que es menos predecible en sus resultados que el cultivo selectivo tradicional.

“Las mutaciones espontáneas son el motor de la evolución”, expresó el Dr. Lagoda. “Estamos imitando a la naturaleza en esto. Concentramos tiempo y espacio  para que el cultivador pueda hacer el trabajo durante su vida. Nos enfocamos en cuán a menudo aparecen los mutantes —de 10,000 a un millón— para seleccionar el correcto”.

Mientras tanto, el cultivo selectivo es más sofisticado con el pasar de los años:

“[U]n acercamiento sofisticado, conocido como cultivo asistido por marcadores, parea con el cultivo selectivo tradicional con herramientas que mejoran rápidamente para aislar y examinar alelos y otras secuencias de ADN que sirven como “marcadores” para rasgos específicos. Aunque estas herramientas no son nuevas, se están haciendo cada vez más rápidas, baratas y útiles. “El impacto de la genómica en el cultivo de plantas está casi más allá de mi comprensión”, arguye Shelley Jansky, una cultivadora de papas que trabaja para el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) y la Universidad de Wisconsin-Madison. “Para citar un ejemplo: tuve un estudiante graduado aquí hace cinco años que estuvo tres años tratando de identificar secuencias de ADN asociadas a la resistencia de plagas. Tras cientos de horas en el laboratorio, terminó con 18 marcadores genéticos. Hora tengo estudiantes graduados que pueden obtener hasta 8,000 marcadores por cada 200 plantas individuales en una cuestión de semanas. El progreso ha sido exponencial en los pasados cinco años.”

“…Mills puede buscar estos marcadores en las semillas del cantalupo antes de decidir cuáles sembrar, gracias a un grupo de botos cooperadores y altamente autómatas, algunos de los cuales se encuentran en el laboratorio de cultivo molecular de Monsanto en sus cuarteles de investigación y desarrollo vegetal en Woodland, California. Primero, una máquina conocida como astilladora de semillas rebana un pequeño pedazo de la semilla para analizar su ADN, dejando el resto del núcleo intacto y listo para sembrarse en un invernadero o campo. Otro robot extrae el ADN de ese diminuto pedazo de semilla y le añade las moléculas y enzimas necesarias para pegar químicamente ciertos marcadores fluorescentes a las secuencias genéticas relevantes, si allí se encuentra alguna. Otra máquina amplifica el número de estos marcadores brillantes para medir la luz que emiten y determinar cuál gen está presente. Las astilladoras de semillas de Monsanto pueden trabajar 24 horas al día y el sistema entero puede producirle resultados a los cultivadores en cuestión de dos semanas.”

Los cultivadores siempre han sabido qué rasgos desean que sus plantas exhiban. Hoy día saben qué genes son responsables por esos rasgos. La tecnología les está permitiendo llegar a esos genes deseables para producir los rasgos que buscan en las plantas en menos etapas y con mayor precisión.

ENTRA LA INGENIERÍA GENÉTICA

En el cultivo selectivo tradicional, se identifican dos plantas relacionadas con diferentes rasgos deseables. Imagine una fruta popular amenazada por una enfermedad bacteriana que no puede tratarse exitosamente con pesticidas. Existe una fruta en la familia cercana que es inmune a la bacteria, pero no posee tan buen sabor. Para crear una nueva variedad de fruta que sobrevivirá a la bacteria, pero que seguirá siendo sabrosa, las dos plantas se cruzan para producir una nueva planta con los mejores atributos de cada una, lo que resultará en la transferencia de más de diez mil genes entre ambas plantas. Desafortunadamente, mientras la resistencia bacteriana podría residir en solo uno o varios genes, algo tan complejo como el sabor es el resultado de muchos, muchos genes. Inevitablemente, algo se perderá en la mezcla; en este ejemplo, será el sabor. Con la interacción de múltiples genes, algo inesperado podría colarse que no siempre resultará útil.

En la ingeniería genética, los botánicos seleccionan precisamente el gen con el rasgo que quieren y lo insertan en la planta que lo necesita. De esa forma, pueden insertar el gen específico sin traer consigo miles de genes innecesarios e indeseados. En nuestro ejemplo, el botánico puede traer el gen de la resistencia bacteriana y añadírselo a la fruta sabrosa sin sacrificar el sabor. Esta técnica le provee más control al botánico.

También le provee una mayor gama de opciones a escoger.

Imagine ahora que no hay una planta relacionada en la misma familia que tenga una resistencia bacteriana que podamos transferir a nuestra sabrosa fruta. ¿Qué tal si hay otra planta con resistencia bacteriana que pudiera ser útil, pero que no está dentro de la misma familia? Con el cultivo tradicional se nos acabaría la suerte. La bacteria eventualmente destruirá la cosecha. Sin embargo, con la ingeniería genética podemos mover esa resistencia de una planta a otra sin que tan siquiera sean sexualmente compatibles.

citrugreening

De hecho, esto es exactamente lo que está sucediendo para salvar de la devastación al abastecimiento de cítricos del mundo. El Huanglongbing (citrus greening disease, en inglés) es una enfermedad bacteriana que afecta las frutas cítricas. Destruye el vigor de los árboles y hace que la fruta se vuelva salada y amarga. Si han notado el alto costo de las limas últimamente, esta plaga es una de las razones. Los agricultores han tratado de mantener la enfermedad a raya atacando los pequeños insectos portadores de la bacteria con más y más pesticidas. A medida que los insectos se vuelven resistentes a estos y mayor cantidad de árboles se infectan alrededor del mundo, se necesita desesperadamente una solución si queremos seguir disfrutando de naranjas, limones, limas y toronjas. El destino de los agricultores de limas de México y la industria de $1.5 billones de Florida están en la cuerda floja.

Afortunadamente, la espinaca contiene un gen que la hace inmune a esta enfermedad. Luego de buscar entre muchas soluciones distintas, los botánicos han logrado transferir con éxito la proteína de la espinaca a los naranjos. Con la excepción del Huanglongbing que queda por erradicar, jamás notarían que las naranjas tienen un gen de espinaca en ellas, lo cual no sorprende dado que las diferentes especies comparten mucho ADN. Los humanos comparten un cuarto del suyo con una viña de uva, la mitad con una banana y tres cuartos con un pez cebra. Esperamos que las nuevas naranjas resistentes a bacterias sean adoptadas por los reguladores del gobierno para el año próximo.

Como podrá ver, la ingeniería genética le brinda muchas ventajas a los cultivadores y botánicos.

Considere al cultivador de papas perfilado por PBS Nova:

“Cultivadores selectivos como De Jong trabajan duro para desarrollar cosechas resistentes, pero los agricultores todavía recurren a pesticidas químicos, algunos de los cuales son tóxicos para la salud humana y el medioambiente. De Jong disfruta intercambiar polen de planta en planta, a la manera antigua, pero sabe que el cultivo selectivo solo puede llegar hasta determinado punto.

“De manera que, mientras De Jong todavía dedica gran parte de su tiempo a perfeccionar su oficio, recientemente ha comenzado a experimentar de una forma completamente distinta, con ingeniería genética. Para él, la ingeniería genética representa una manera mucho más exacta de producir nuevas variedades, más que simplemente revolver los 39,000 genes del genoma de la papa, como se hace con la forma tradicional. Al insertar un gen que destruye un hongo específico en una sabrosa papa, por ejemplo, De Jong sabe que podría ofrecerles a los agricultores un producto que requiera menos pesticidas.”

Es importante tener en mente que estamos hablando de un solo gen, o como mucho, algunos genes bien comprendidos, que se transfieren y cuyos rasgos son igual de comprendidos. Por eso es engañoso cuando los activistas contra los OMGs representan caricaturas de un tomate cruzado con un pescado. Insertar uno o dos genes de un organismo no es lo mismo que cruzar los organismos. Hubo una cepa de tomates a principios de los 90 que nunca llegó al mercado, que utilizaba un solo gen de la solla roja (Pseudopleuronectes americanus) que logra que un tomate pueda resistir mejor las heladas. Un solo gen dentro de 31,700 genes de tomate no resulta en un híbrido mitad tomate mitad pescado. Simplemente sería un tomate que resista mejor las heladas. Usted comparte la mitad de su ADN con un guineo. Para un genetista, esos genes son iguales, ya provengan de usted o del guineo.

EJEMPLOS DE OMGS

Hemos visto los esfuerzos dedicados a atacar el Huanglongbing. Ahora presentamos los alimentos OMG que se encuentran en los supermercados y en nuestras mesas.

papaya Papaya arcoíris: en 1992, el virus de la mancha anular de la papaya (PRSV) atacó las arboledas más importantes de papaya en Hawái, acabando con el modo de subsistencia de los agricultores e infligiendo un terrible daño en la economía de la isla del archipiélago. Para 1998, casi todos los árboles estaban infectados y la producción se había reducido a la mitad. Entonces, Dennis Gonsalves, un patólogo botánico, desarrolló una papaya inmunizada contra el virus tras insertar una partícula de este en el ADN de la planta. Dado que los humanos somos inmunes al virus y ya que por años hemos estado comiendo frutas medianamente infectadas, no hubo impactos salubristas mayores. La industria hawaiana de la papaya ha casi vuelto a la normalidad. De hecho, las papayas transgénicas ayudan a los productores de papayas orgánicas al crear zonas de amortiguamiento que las aíslan del virus.

Maíz Bt y Algodón Bt: el concepto tras las cosechas Bt se nutre tanto de las reglas de la naturaleza como de las del agricultor orgánico. Bt significa Bacillus thuringiensis, una bacteria del suelo. El Bt produce proteínas de cristal o “proteínas Cry”. En los intestinos de ciertas plagas —en especial del taladro de maíz (Ostrinia nubilalis), el cual se come tanto el maíz como las plantas de algodón— las proteínas Cry se pegan a un receptor y actúa como veneno. Los agricultores orgánicos han estado usando de forma segura el Bt como pesticida durante décadas. Los humanos no tenemos esos receptores; por lo tanto, las proteínas Cry no se pegan a nuestros intestinos. Mientras la proteína sobrevive en las entrañas alcalinas del insecto, se destruye en el ambiente ácido de las nuestras. Cultivar maíz y algodón para que produzcan sus propios pesticidas es una idea que se deriva de este concepto. La adopción de cultivos Bt ha resultado en la reducción en el uso de insecticidas aplicados al suelo, primordialmente organofosfatos y carbamatos, dos clases de insecticidas problemáticos.

En la India, donde más se podía desarrollar, el algodón Bt se ha convertido en una bendición para los cultivadores. Se ha confirmado un aumento en las cosechas e ingresos mientras los incidentes de envenenamiento por pesticidas han disminuido.

Un estudio que evalúa el impacto económico y ambiental del algodón Bt en la India demostró que los agricultores pudieron producir un 24% más por acre a través de una reducción en el daño por plagas. También han visto un 50% de ganancias en las ventas. Encontraron que el gasto de consumo de algodón Bt de los agricultores indios aumentó un 18% luego de que se adoptará el algodón Bt.

Mientras, el impacto al mediambiente ha sido menor que el de los insecticidas tradicionales.

Soya, maíz, canola, remolacha y alfalfa RoundUp Ready®: las cosechas RoundUp Ready se han cultivado para tolerar el glifosato (ingrediente activo en RoundUp), un herbicida de muy baja toxicidad e impacto ambiental. El glifosato interfiere con la enzima vegetal EPSPS. Las cosechas RoundUp Ready producen una versión un poco distinta de esa enzima, que no es vulnerable al glifosato. Dado que la forma en que el glifosato opera es sumamente específica en ciertas plantas, este es prácticamente no-tóxico para los mamíferos. En una escala estándar de toxicidad, el glifosato está en un nivel más bajo que la sal de mesa y más inferior que la aspirina o el ibuprofeno.

Esto le ha permitido que los agricultores dejen de usar herbicidas como la atrazina, la trifluralina y el metazaclor, los cuales son más problemáticos que el glifosato. Otro impacto mayor del uso de las cosechas RoundUp Ready ha sido la reducción del arado. Esto significa que, en vez de labrar la tierra para interrumpir el crecimiento de la mala hierba, los agricultores la eliminan con RoundUp sin desequilibrar la tierra. No labrar la tierra representa menos emisiones de carbono, menos necesidad de fertilizante e irrigación, y menor erosión, lo cual ha atenuado muchísimo el impacto ambiental de la agricultura.

Calabacín amarillo y calabacín resistentes a virus: una pequeña cantidad de calabacines se han cruzado para resistir diferentes virus mosaicos.

OMGS EN DESARROLLO

Manzana ártica: Una compañía pequeña desarrolló esta manzana para que no se torne marrón cuando se corte. En vez de insertar un nuevo gen, los cultivadores simplemente le removieron el gen responsable de la enzima que hace que la manzana se oxide cuando se pela y corta. Se espera que esta manzana sea una bendición para las madres de niños mañosos que no comen manzanas a menos que estén peladas y que tampoco toleran su oxidación. Esto se podría traducir a más niños comiendo manzanas y menos arrojadas a la basura. Si es bueno para la nutrición de los niños y significa menos alimento desperdiciado, entonces es bueno para el ambiente.

Arroz dorado: la deficiencia de vitamina A afecta a cerca de 190 millones de niños en edad preescolar y 19 millones de mujeres embarazadas en 122 países. Esta condición es responsable de cerca de 2 millones de muertes y 500,000 casos de ceguera irreversible anualmente. En muchos de esos países, los pobres no pueden costearse una dieta balanceada, pero pueden pagar por el arroz, y esta es una cosecha que los agricultores pueden producir con destreza. El Instituto Internacional de Investigación de Arroz ha buscado la manera de añadirle beta caroteno (una fuente de vitamina A) al arroz. Un pequeño tazón de este arroz podría brindar casi el 60% de la Dosis Diaria Recomendada a niños necesitados que se encuentran a la merced de suplementos que la ONU les brinda dos veces al año.

Cuando sea finalmente aprobado, las semillas se distribuirán gratuitamente a los agricultores de países en desarrollo, bajo una licencia humanitaria especial, permitiendo que los agricultores puedan guardar esas semillas y que los cultivadores locales puedan adaptarlas a las condiciones de sus países y continuar mejorándolas.

BioCassava Plus: se trata de la yuca que la Fundación Gates está desarrollando para África. La yuca es un cultivo básico allí. Esta se ha cruzado para resistir dos virus dañinos y aumentar sus niveles de hierro, proteína, beta caroteno y zinc. Se convertirá en una bendición tanto para agricultores como para aldeanos en las partes más subdesarrolladas del continente.

LAS CONTROVERSIAS ALREDEDOR DE LOS OMGS

Todo esto suena bien, ¿no? Así que tiene que haber una trampa por algún lado. ¿Cuál es la controversia?

Cuando le pregunté a Kevin Folta, Director del Departamento de Ciencias de la Horticultura de la Universidad de Florida, me contestó: “Es difícil pensar en una desventaja de esta tecnología. La primordial es la resistencia al Bt y a los herbicidas específicos. Es particularmente un problema porque el Bt es uno de los pocos pesticidas permitidos en la agricultura orgánica, y la resistencia ya nos quita una opción. La resistencia adquirida no es un problema específico de los OMGs”.

La resistencia se refiere a cuando un insecto o una mala hierba evoluciona para resistir la estrategia del agricultor para eliminarla. En el caso de las cosechas RoundUp Ready, la mala hierba ha evolucionado, resistiendo cada vez más la dosis de RoundUp. La mala hierba resistente al herbicida se le conoce generalmente como “súper mala hierba”. En el caso de las cosechas Bt, el gusano de raíz, el taladro de maíz y los gusanos de algodón han desarrollado inmunidad al rasgo Bt en algunas partes del país. Esto significa que los agricultores se ven forzados a volver a usar algunos de los insecticidas que habían podido abandonar. En el mejor de los casos, los agricultores atacan el problema añadiendo nuevas cosechas a sus rotaciones, rompiendo así de año en año con el alimento de la plaga.

Lo que conviene recordar es que la resistencia se desarrollará en respuesta a cualquier sistema de manejo de plagas que no sea lo suficientemente variado. Mientras mejor funcione un sistema, más dependerán los agricultores de este hasta que se dé la resistencia. Así que, la resistencia no es un asunto OMG, sino uno del manejo de plagas, y el único “súper” poder que esta mala hierba posee es su habilidad de resistir cualquier herbicida que se utilice en su contra. Si se cambia el sistema de manejo de la mala hierba, el “súper” poder pierde su significado. En los 90, los agricultores de Lolium del oeste de Australia tuvieron el mayor problema de mala hierba que cualquiera pueda tener sin la ayuda de cosechas resistentes de RoundUp. Esto simplemente sucede cuando solo se utiliza una estrategia para lidiar con plagas.

La controversia aquí es que los agricultores que no emplean estas herramientas con cuidado terminan creando problemas a sus vecinos. Cuando la mala hierba resistente se desarrolla en una finca en donde no se han seguido las directrices de uso, o no se han rotado las cosechas, esa mala hierba se vuelve un problema para los vecinos.

El asunto con el Bt y los agricultores orgánicos, señalado por el Profesor Folta, es particularmente sensitivo. El Bt es uno de los pocos insecticidas disponibles para los agricultores orgánicos. Si los agricultores convencionales abusan de las cosechas tratadas con Bt y los insectos desarrollan resistencia, son los agricultores orgánicos quienes en realidad pagarán el precio, porque perderá su utilidad una de las pocas herramientas que tienen disponibles.

La segunda preocupación relacionada a los OMGs es los alimentos que los contienen. La mayoría está de acuerdo con el hecho de que los estadounidenses ingieren demasiada azúcar y comida chatarra. Ahí tenemos gran parte de la remolacha, el maíz (en forma de almíbar de maíz de alta fructosa), el aceite de soya y el de canola. El maíz, la soya y la alfalfa terminan como alimento del ganado para la producción de carne. Muchos también ven esto como una parte problemática del sistema de alimentación. Es en los detalles donde los críticos se equivocan. Sí, muchos de nosotros deberíamos de ingerir menos cantidades de estos alimentos. Pero no estamos consumiéndolos en demasía solo porque sean OMGs o porque los produzcamos en tan altas cantidades. Los agricultores solo producen para suplir nuestra demanda. Dado los altos costos del desarrollo y la regulación de llevar las mejores semillas al mercado, solo las cosechas más populares y lucrativas son las que se pueden mejorar de esta forma. Así que, mientras consumamos demasiada azúcar y comida chatarra, sin reducir esta tendencia como sociedad, el impacto ambiental de producir lo que demandamos es mucho mejor que el que tendríamos si consumiéramos demasiada azúcar y comida chatarra sin OMGs.

CÓMO EVITAR LA DESINFORMACIÓN EN CUANTO A LOS OMGS

Primer paso: Comprenda cuán vasta es la literatura científica legítima sobre este tema. Tan solo el año pasado, un equipo de investigadores italianos publicaron un análisis de artículos científicos publicados durante los diez años previos. Examinaron 1,783 artículos distintos y llegaron a esta conclusión:

“La investigación científica que se ha conducido hasta ahora no ha detectado algún peligro significativo que esté directamente relacionado al uso de los cultivos genéticamente modificados”.

Por dos décadas, la Unión Europea ha empleado más de €300 millones en investigación sobre OMGs. Su último informe en 2010 sobre la década anterior de investigación se resumió de esta forma:

“El mismo sigue publicaciones previas sobre investigación con fondos de la Unión Europea sobre la seguridad de los OMGs. Durante los pasados 25 años, más de 500 grupos investigativos diferentes han estado involucrados en dicha investigación.

“De acuerdo con los resultados de los proyectos, no existe, al día de hoy, evidencia científica que relacione a los OMGs con riesgos para el medioambiente o la seguridad del alimento mayores que aquellos que provienen de las plantas y organismos convencionales”.

De acuerdo con los resultados de los proyectos, no existe, al día de hoy, evidencia científica que relacione a los OMGs con riesgos para el medioambiente o la seguridad del alimento y el rendimiento mayores que aquellos que provienen de las plantas y organismos convencionales.

Podría continuar, pero ya tienen una idea clara.

Segundo paso: Cuidado con el Síndrome de un solo estudio. Existe una amplia gama de estudios, algunos desacreditados o retirados, de los cuales se recuestan los detractores de los OMGs como evidencia de daño real o potencial. Estos estudios tienen resultados que no cuadran con lo que otros investigadores han encontrado y que a menudo se caracterizan por serias fallas metodológicas. A menudo se publican en revistas chatarra que publican cualquier cosa mientras los autores paguen una tarifa.

Como con cualquier otro tema, al lego le va mejor adhiriéndose a las conclusiones de organizaciones respetables o buscando en el tope de la “pirámide de evidencia” si le interesa la literatura técnica. Los análisis de literatura y meta-análisis resumen la literatura sobre un tema, los informes de consenso resumen cómo los científicos entienden un asunto. Esos podrían constituir su punto de partida. Los estudios in vitro, in vivo y de un solo animal se encuentran en el fondo de la pirámide. Existen para que los científicos puedan derivar claves para investigación es futuras y generar y probar hipótesis. Son menos útiles para el resto de nosotros a la hora de llegar a conclusiones. Si alguna vez lanzado de ida y vuelta por algún informe salubrista que previene del riesgo de cáncer una semana y beneficios de salud la semana siguiente, derivados ambos del mismo alimento, entonces, ya saben por dónde voy.

Tercer paso: Reconozca el Fichero de Delincuentes de científicos irresponsables de OMG. La siguiente lista de nombres constituye fuentes no confiables de información sobre este tema.

Gilles-Éric Séralini: Autor del infame “estudio de ratones de maíz” El estudio fue retractado por su pobre diseño analítico y sus conclusiones poco confiables. Es el autor de otros estudios que han sido fuertemente criticados por sus pobres métodos y trabajo estadístico. También ha tenido conflictos de intereses que no ha divulgado.

Charles Benbrook: Es un economista agricultor en la Universidad de Washington State. Ha publicado un estudio que se cita a menudo, el cual alega probar un aumento en el uso de pesticidas relacionados a las cosechas MG. El problema es que, aun cuando admite que el uso del insecticida ha disminuido grandemente, le uso del herbicida ha aumentado en términos de las libras usadas. Esto no toma en cuenta el cambio de uno de los herbicidas más problemáticos a glifosato, y que este cambio ha reducido el impacto general de herbicidas en el medioambiente.

Judy Carman: fue la responsable de un estudio de cerdos alimentados con maíz MG. Los problemas primordiales con este estudio fueron la falta de una “respuesta dependiente de dosis” y la “minería de datos”. Cuando una dosis más alta no resulta en una respuesta más alta, la relación de causa y efecto se vuelve dudosa. La minería de data consiste en comenzar un experimento sin antes decidir qué es lo que se busca probar, para luego ver tantas variables que casi aseguren un falso positivo.

Stephanie Seneff y Anthony Samsel: Este dúo utiliza computadoras con inteligencia artificial para analizar un cuerpo literario en busca de correlaciones ente el glifosato y varios problemas de salud que van desde celiaquía a cáncer e incluso autismo. Publican en uno de esas citadas revistas oscuras en las que los autores tienen que pagar por ser publicados. Como regla general, si alguien culpa una sola cosa de causar múltiples problemas de salud que no se relacionan entre sí, probablemente se trata de pseudociencia.

Vandana Shiva: Es una activista con un doctorado en filosofía de la ciencia que se hace pasar por físico (no lo es). Se le conoce por su dedicación a esparcir el miedo sobre las llamadas “semillas Terminator” (o suicidas). Esta tecnología se propuso para cosechas farmacéuticas para que no se pudieran cruzar con otras cosechas. Su progenie es estéril. Esta tecnología nunca prosperó más allá de las etapas de planificación. Esto no detuvo a Shiva de malgastar una década entera advirtiéndole al público sobre la catástrofe ecológica que provocaría el uso de las semillas Terminator. Esto no solo es falso sino ecológicamente analfabeta, puesto que las semillas estériles no pasan sus genes. Es como preocuparse porque las uvas sin semillas conquisten el mundo y arruinen la cosecha de uvas.

David Suzuki: Era un genetista en los 70 y se ha convertido en un prominente ambientalista. Ha recuperado notoriedad últimamente al advertir sobre los riesgos potenciales de las cosechas OMG. Su mantra es que no sabemos todavía lo suficiente como para anticipar los riesgos que presenta el uso de OMGs. El problema con este análisis es que lo mismo se puede decir de las cosechas no modificadas genéticamente. Las líneas de Liberty Link de trigo y arroz resistentes a herbicidas no son OMGs y presentan los mismos riesgos de fomentar la maleza resistente a herbicidas como cosecha resistente a herbicidas[DAI2] . Una “weed beet” le costó a la industria azucarera de Europa más de mil millones de dólares en producción perdida. Esta planta resulta de la hibridación natural entre especies de remolacha silvestre y remolacha dulce (no modificada genéticamente). El mantra de “simplemente, no sabemos” suena profundo, pero aplica a casi todo lo que hacemos.

Don Huber: Fue un investigador agricultor  respetado de la Universidad de Purdue por muchos años. Sin embargo, parece haberse desquiciado en su retiro. A principios del 2011, le envió una carta secreta al Secretario de Agricultura Tom Vlisack advirtiéndole que había descubierto un nuevo organismo, un patógeno relacionado a las semillas de soya RoundUp Ready. Reclamó que el patógeno no era ni virus ni bacteria, sino una nueva categoría novel de organismo. Ha rechazado ofertas para analizar este patógeno durante tres años y no ha producido o sometido ninguna obra al respecto para ser analizada por sus pares. Este comportamiento es extraño para un científico que tenga un descubrimiento tan grande en sus manos, patógeno que él cree podría poner el medioambiente en grave peligro. En vez de utilizar los pasados tres años para publicar los resultados de su investigación de este patógeno, se le ha pagado por dar discursos en circuito esparciendo el miedo hacia los OMGs y el glifosato.

Thierry Vrain: era un biólogo terrestre y genetista de nivel medio para el Departamento de Agricultura de Canadá. Ahora se dedica al circuito de discursos pagados, levantando reclamos poco sustentados sobre los peligros de los OMGs.

Como notal final, me gustaría atacar la controversia que los detractores de los OMGs levantan una y otra vez: se quejan constantemente de que no ha habido un estudio a largo plazo de los OMGs con humanos. Entender esto debería consolidar los conceptos que hemos cubierto aquí hasta ahora, de forma que el público cobre confianza en cómo se entienden los OMGs dentro del sistema de alimentos.

Una de las preguntas más frecuentes y complicadas sobre los OMGs es: ¿POR QUÉ NO HA HABIDO ESTUDIOS A LARGO PLAZO DE HUMANOS CONSUMIENDO OMGS? Porque no existe una hipótesis qué probar.

No hay una hipótesis por las siguientes razones:

1) No existe un mecanismo hipotético para daño en ninguna de las cosechas actuales de OMGs, ni de sus rasgos de cruce ni de las técnicas de cruce. (Si el asunto fuese sobre técnicas de ingeniería genética, se vería reflejado en los estudios clínicos de insulina recombinante o muchas otras medicinas biotecnológicas. En vez de ello, hemos visto décadas de uso seguro de insulina derivada de ADN recombinante.)

Como dijimos anteriormente, sabemos lo suficiente sobre Bt y las proteínas Cry para entender que no existe mecanismo para el daño, desde nuestra experiencia con los mismos como pesticidas. Tampoco tenemos razones para creer que el EPSP en las cosechas Round Up Ready sea un problema.

2) Hemos realizado estudios de animales en busca de problemas potenciales no previstos. Los mas citados no han revelado problema alguno.

En la ciencia, se comienza con estudios manejables de ratas y ratones para ver si generan evidencia de algo que justifique estudios mayores y más caros. Sin embargo, si no existe evidencia de problemas, entonces no existe un interés o fondos para generar estudios que nadie cree que rendirán resultados.

Consideremos los hallazgos de un análisis literario sobre los estudios de alimentación de animales con OMGs a largo plazo:

“El propósito de este análisis sistemático es compilar datos relacionados a los efectos de las dietas que contienen maíz, papas, soya, arroz o triticale MG en la salud animal. Examinamos 12 estudios a largo plazo (mayores de 90 días, y de hasta dos años de duración) y 12 estudios multigeneracionales (de 2 a 5 generaciones). Referenciamos los estudios de 90 días sobre la alimentación MG para los cuales existía datos de estudios a largo plazo o multigeneracionales. […] Los estudios analizados presentan evidencia de que las plantas MG son nutricionalmente equivalentes a los contrapartes no MG y se pueden utilizar en el alimento de manera segura”.

Hemos efectuado pruebas multigeneracionales y/o a largo plazo en ratones, ratas, codornices y vacas. No existe algo que genere una hipótesis de daño que deba probarse. ¿Por qué tendría un investigador que dedicar años de su vida a probar una hipótesis en la que no cree solo para dispersar miedos que no pueden ser dispersados?

Esta contestación puede resultar terriblemente insatisfactoria para el lego ansioso. Sin embargo, vale la pena preguntarse: después de tanto estudio, ¿por qué es esto aquello acerca de lo cual la gente escoge preocuparse? Hasta ahora no hemos tenido problemas con cosechas OMG que requieran estudios extensos, pero hemos visto problemas con apio, papas y remolachas cruzadas a la antigua y sin pruebas. Todavía ingerimos apio, papas y remolacha sin pensarlo dos veces. No existe razón alguna en estos momentos para preocuparnos por las cosechas OMG más de lo que nos preocuparían las cosechas cruzadas y cultivadas a la antigua.

Quizás es hora de movernos hacia problemas en nuestras vidas que sí ameritan estudio.


Publicado originalmente en fafdl.org Septiembre 3, 2014

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